Internacional

Guerra de Ucrania, sanciones a Rusia y trampas de la ‘astucia de la naturaleza’

Mapa da Rússia coberto de sanções (Crédito: Crédito: @vitalii_petrushenko/Freepik)

Este acontecimiento nos obliga a reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro del orden económico internacional y de la gobernanza global

Por Leonardo Ramos, Javier Vadell e Caio Gontijo, para El País Digital/Argentina* [Seleção OPEU]

I

La actual situación del conflicto entre Rusia y Ucrania, después de la intervención militar de las fuerzas rusas, provocaron la reacción inmediata de los países de Occidente y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), liderados por los Estados Unidos de América (EEUU). La forma visible son las sanciones económicas que pretenden debilitar al gobierno de Vladimir Putin, su legitimidad política y los fundamentos económicos de Rusia. Este acontecimiento nos obliga a reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro del orden económico internacional y de la gobernanza global.

De esta manera, para concebir el futuro fundado en las posibilidades concretas del presente, es necesario considerar la historicidad de los procesos sociales dinámicos como categoría crítica y reflexiva.

O 18 de brumário de Luís Bonaparte | Amazon.com.brEsto significa que, al investigar este y cualquier acontecimiento, el pensamiento debe representar lo real no como un objeto de contemplación, sino como el despliegue de una totalidad dinámica e histórica, como concatenación de hechos sociales que forman un proceso unitario. Lo real no es fruto del pensamiento del hombre, que (con la ayuda de su conciencia crítica) convierte la naturaleza en historia a medida que la conoce, sino es el mundo que, en su objetividad cambiante, hace historia en su devenir. Fue Antonio Gramsci (Q6 §168, Q1 §135), inspirado en Hegel y Marx, que presenta al movimiento histórico social como una “astucia” que, a pesar de ser practicado por sus protagonistas con un propósito, termina por realizarse como su contrario. La “astucia” remite al párrafo famoso de Marx en el Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte: “Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado”. En otras palabras, este párrafo es una manera de expresar la consigna que los actores sociales, en su rol activo, también acaban “obedeciendo” a los imperativos de la historia, de la “astucia de la naturaleza”.

Antes de enfocar en las sanciones y sus efectos, reflexionemos sobre cuál tipo de astucia surge hoy como una posibilidad concreta, operando en lo real, en la totalidad de la formación económica-social global dominante. Es decir, es bien conocido el hecho que la hegemonía de los EEUU tiene una herramienta financiera y monetaria crucial que se basa en el monopolio del uso del dólar estadounidense para fines de comercio internacional, reserva internacional, transacciones financieras internacionales, etc. Sus mecanismos particulares de funcionamiento son complejos, pero dos son globalmente esenciales: el uso de la red SWIFT (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication) para transacciones interbancarias internacionales y el uso de CHIPS (Consolidated Highly Integrated Processor) como principal cámara de compensación internacional para transacciones de alto valor en dólares. Este mecanismo actúa de manera monopólica y es una herramienta crucial de la hegemonía estadunidense en la economía global.

Así pues, este monopolio otorga a los EEUU, emisor del dólar, lo que el expresidente y ministro de finanzas de Francia, Giscard d’Estaing, calificó como un “privilegio exorbitante” (Eichengreen, 2011). Es decir que EEUU, por ejemplo, no enfrentaría una crisis de balanza de pagos, porque sus importaciones se compran en su propia moneda. Y, además, una expansión excesiva de su base monetaria no se reflejaría mecánicamente en una inflación interna, sino que esta expansión sería compartida con todo el mundo. La contracara política de este poder exorbitante sobre estas instituciones es observada en la aplicación de sanciones económicas cuando algún actor desafía este monopolio.

Desde la crisis financiera de 2007-2008, la crisis de la globalización neoliberal, o del capitalismo hegemonizado por las finanzas, rememora la célebre mención del crepúsculo gramsciano (Q3 §34), en el que “lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer”. Esto significa que el orden hegemónico persiste sin la posibilidad objetiva de superación en la materialidad: uso de nuevos mecanismos de transacciones y de otras monedas nacionales y, también, en las instituciones minilaterales (G7, OTAN), que actúan de hecho como mecanismos unilaterales. Este es el brazo geopolítico de la globalización neoliberal, que desde los noventa se presentó como una superación de la geopolítica en la supuesta era del fin de la historia. De esta manera, no es de extrañar que el CEO de Black Rock, Larry Fink, que lidera una institución que administra más de 10 billones de dólares afirme, en una carta abierta a sus accionistas, que la globalización tal como la conocemos (neoliberal) tiene los días contados (Fink 2022).

The Global Economic Outlook: Laurence Fink | Laurence Fink, … | FlickrCEO de Black Rock, Larry Fink, (Crédito: Moritz Hager/Fórum Econômico Mundial/Flickr)

Sin embargo, hasta ahora, ninguna de estas incipientes alternativas se había visto obligada a desplegarse en su real dimensión transformadora, y menos con la velocidad de respuesta que exigen las actuales sanciones por parte de los actores implicados. Su desarrollo, ahora como posibilidad concreta, conlleva necesariamente serias implicaciones para el mantenimiento de la actual hegemonía financiera.

Los objetivos enunciados para justificar las sanciones a la Federación Rusa eran debilitar su economía y minar el apoyo político de la población al presidente Putin. No obstante, el presidente Biden, que atraviesa una crisis de popularidad doméstica, reconoció que las sanciones tienen como objetivo unificar a Occidente o “al mundo libre”, como él lo denominó, con una fuerte retórica de Guerra Fría, a pesar que los europeos están asumiendo los mayores costos económicos. De esta premisa parten nuestra preguntas sobre la situación actual: ¿Cuáles serán los efectos sistémicos de las sanciones económicas de occidente a Rusia, como expresión apoteótica de la hegemonía financiera? ¿Cómo la astucia de la naturaleza se manifestará en el proceso objetivo de la historia?

Con estas preguntas no pretendemos presentar una respuesta simple y definitiva, sino abrir una discusión con el objetivo de delimitar nuestro terreno investigativo partiendo de la famosa nota gramsciana sobre el Análisis de situación (Q13 §17). Gramsci se remonta a la Contribución a la crítica de la economía política de Marx cuando afirma que “ninguna sociedad se impone tareas para cuya solución no existan ya las condiciones necesarias y suficientes o que éstas no estén al menos en vías de aparición y de desarrollo”. Desde esta percepción concreta sobre la posibilidad, observamos que, en todo momento, cuando tales “astucias” están en juego, nos encontramos ante acontecimientos que se presentan y son inmediatamente percibidos como accidentales o de significado circunstancial. De esta manera, son inadvertidamente practicadas por sus líderes como acciones coyunturales, inmediatas, cuando son, en realidad, orgánicas al proceso histórico unitario que hace al mundo (hiperlink de LAVROV en 2019).

El reordenamiento global es inminente pero no necesariamente inmediato y el presente se parece más a una transición de “caos sistémico” (Arrighi et al) en una fase de agotamiento de la globalización neoliberal y su proyección de poder. Las sanciones de Occidente a Rusia, cuyo objetivo es “unificar a Occidente”, como expresó Biden proponiendo una nueva era de liderazgo de los EEUU, están catalizando su opuesto, de la mano de la “astucia de la naturaleza”. Creando un ambiente de Guerra fría para disciplinar a los países capitalistas, se provoca una fractura y una aceleración del desplazamiento de poder hacia el eje Euroasiático y una nueva globalización con características chinas.

II

En un movimiento sin precedentes en la historia del orden económico internacional, los países de G7 y Unión Europea, liderados por los EEUU, impusieron recientemente una serie de sanciones financieras a Rusia como consecuencia de la intervención militar en Ucrania. Las sanciones incluyen el bloqueo de ciertos bancos rusos al sistema interbancario SWIFT y, además, el bloqueo de cerca de mitad de las reservas del banco central de Rusia – US$630 billones en monedas internacionales y oro.

Desde la anexión de Crimea en 2014, el banco central de Rusia ha reducido sus reservas en dólares, no obstante, más del 50% de las reservas internacionales rusas son en dólar, euro o libra esterlina y están localizadas en Francia, Alemania, Japón, Reino Unido, EEUU, Canadá y Australia. Además, los EEUU también impusieron sanciones al fondo soberano de Rusia: el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF).

Una consecuencia a corto plazo fue la desvalorización del rublo: sin reservas suficientes disponibles, el banco central perdió parte de su capacidad de contener la desvalorización de su moneda, que en pocos días perdió cerca de 30% de su valor en dólares – una acción que ha impactado la economía rusa en general, pero también para la población rusa en términos más amplios, de pérdida de capacidad de compra. Sin embargo, desde el 7 de marzo, el rublo se ha ido valorizado nuevamente – probablemente influenciado por el pago de US$ 117 millones de interés, en 17/03, por el gobierno ruso referente a títulos de deuda rusa, así como al hecho de que, en la primera quincena de marzo, Rusia aumentó la producción y exportación de petróleo a sus principales mercados extranjeros. Es decir, una evidencia de que, si bien la Unión Europea (UE) podría acelerar sus procesos de reemplazo de fuentes alternativas y renovables de energía en el largo plazo a un costo alto, su dependencia del petróleo y gas ruso hoy son muy claras. Conjuntamente, la posibilidad de buscar en Oriente Medio otras fuentes de energía por parte de la UE, resultaría en un desorden de los procesos de distribución mundial de energía, con impactos profundos para la economía mundial en el corto plazo y en la geopolítica global. La tendencia del fortalecimiento del rublo en relación con el dólar se consolidó después del anuncio de Vladimir Putin que solo aceptaría rublos de los “países hostiles” a Rusia como medio de pago para la compra del gas. Esto tiene varias implicaciones de corto plazo, pero los caminos parecen apuntar a dos: 1) bancos rusos que no están prohibidos en SWIFT; 2) especies de Bancos formales o informales de un tercer país, que actuaría como intermediario. En este caso, como expresa Michael Hudson, India y China parecen estar mejor posicionados para cumplir este rol.

De cualquier manera, este proceso es una variable de la coyuntura actual que ayuda a vislumbrar los cambios que se avecinan, cuyo desenlace probable será la formación de instituciones financieras internacionales que trabajen de manera alternativa al Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial, es decir, el quiebre definitivo del monopolio del poder de las finanzas basadas en el dólar.

Como fue destacado, uno de los aspectos fundamentales de la hegemonía de los EEUU es su monopolio monetario del dólar (señoreaje) y su poder financiero. Los pilares clave son el sistema SWIFT, CHIPS y el poder del dólar. El dólar es la moneda principal de las transacciones económicas mundiales – cerca de 60% de las reservas internacionales son en dólar –, el sistema financiero internacional gira alrededor de la economía de los EEUU y los principales mecanismos de organización y gestión de tales transacciones están bajo el liderazgo estadunidense. A pesar de tener como base Bruselas, el SWIFT tiene también un centro de datos en Virginia y permite a los EEUU vigilar los flujos financieros a través de las fronteras – con énfasis en las transacciones en New York, adonde cerca de 95% de los pagos son en dólar. El CHIPS permite compensar grandes transacciones interbancarias. Actualmente, son cerca de US$1,8 trillones diariamente, siempre sujetos a las leyes de los EEUU y a través del Fed.

En este contexto, sería previsible la utilización de este recurso de poder estructural en una situación crítica como la actual, frente a una grande potencia como Rusia. Sin embargo, consecuencias no previstas pueden emerger exactamente de la utilización – o abuso – de estos recursos de poder, resultando en configuraciones y dinámicas totalmente distintas de aquellas previamente aplicadas.

Rusia ya se articulaba desde 2014 para reducir la dependencia del dólar con relación a los sistemas de pago. En enero de 2022 Dmitry Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, expresó que no veía probable que Rusia fuese desconectada del SWIFT. Sin embargo, advertía que el Sistema de Transferencia de Mensajes Financieros ruso (SPFS, por sus siglas en ruso) podría servir como un equivalente al SWIFT, en caso de que Rusia fuese desconectada (o sea, ese escenario era una posibilidad real para los gobernantes rusos).

Además, analistas occidentales advertían, en febrero de 2022, que expulsar o suspender a Rusia del SWIFT podría resultar contraproducente, una vez que generaría una aceleración de la aproximación entre Rusia y China. Por su parte, China, intentando desvincularse de la hegemonía financiera de los EEUU/CHIPS, también ha desarrollado un sistema interbancario de pagos propio: el CIPS (Sistema de Pago Internacional) que se encuentra en expansión. Según el periódico estatal chino JiefangDaily, en 2021 hubo un aumento de operaciones del 75% con relación a 2020, con cerca de 80 trillones de yuans (US$12,68 trillones) en transacciones envolviendo instituciones financieras de 103 países. Actualmente, 40% de los pagos internacionales son realizados en dólar – la cuota del yuan es de 3%. Diariamente las transacciones por medio del CIPS son en torno de US$50.000 millones, en contrapartida, vía SWIFT representan un monto aproximado de  US$400 mil millones. Si bien a corto plazo el CIPS no se presenta como un reemplazo al sistema occidental, en el mediano plazo y en combinación con el yuan digital puede convertirse en una alternativa real de sistema de pagos para las operaciones de los bancos rusos. De esta manera, lo más probable es que China, en el transcurso que las sanciones a Rusia perduren, acepte que los bancos rusos suspendidos de los sistemas de pagos convencionales utilicen el sistema CIPS.

En este escenario, la tendencia de acercamiento e interdependencia económica entre ambos países es una realidad concreta, acelerando los procesos de intensificación de las relaciones comerciales y de inversiones de los últimos años (desde 2014, con la anexión de Crimea, el comercio bilateral se expandió más de 50%, y China se tornó en el destino más importante de las exportaciones de Rusia) – así como del multibillonario acuerdo de swap cambial vigente entre sus bancos centrales. En 2014, 3,1% de las relaciones comerciales entre Rusia y China eran en yuan, en 2021, llegaron a 17,5%.

Según Andrey Sushentsov, director del Valdai Discussion Club, no sería posible excluir completamente Rusia del sistema financiero internacional. En otros términos, la combinación entre las sanciones y la adhesión de las instituciones financieras de Rusia al sistema internacional de pagos de China contribuirá para el fortalecimiento del CIPS y unirá aún más a las dos potencias, poniendo en peligro el futuro del dólar estadounidense como moneda de reserva de estos países en el corto plazo, involucrando a otros actores en el mediano y largo plazos. Las sanciones sin precedentes aplicadas a Rusia pueden provocar que otros países comiencen a repensar el peligro que puede significar mantener las reservas internacionales solo en dólar, particularmente para aquellos países que perciban alguna posibilidad de conflicto con los EEUU o con países de UE. En este punto, es importante identificar algunos movimientos recientes: Arabia Saudita, por ejemplo, ha desarrollado negociaciones con China para que parte de sus ventas de petróleo sean en Yuan y no más en dólares; India, por su vez, negocia con Rusia la posibilidad de comprar petróleo ruso con un mecanismo rupia-rublo que podría utilizar el Yuan como la moneda de referencia; y, por fin, la Unión Económica Euroasiática (EAEU) y China negocian la construcción de un sistema de monetario independiente del modelo actual del orden económico internacional.

Photo Gallery: Red vs. Blue: How Will the New Composition of Congress Affect US Policy? An Expert Discussion — Valdai ClubAndrey Sushentsov, em evento no Valdai Discussion Club, em 9 nov. 2022 (Crédito: Fonte institucional)

China y Rusia asimismo podrían incentivar que el CHIPS y el SWIFT no sean utilizados en proyectos más amplios que involucren países en desarrollo – como en el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, por ejemplo. Según Barry Eichengreen, el efecto principal debe ser la disminución de la demanda por reservas internacionales. Acciones en este sentido pueden, potencialmente, impactar significativamente en el mercado mundial de capitales: en 2021, las reservas internacionales de los bancos centrales fueron de US$ 12,83 billones, y estas reservas se encuentran mayoritariamente en títulos estadunidenses y europeos, con 60% en dólares y 20% en euros. Por su parte, Gita Gopinath, subdirectora gerente del FMI, expresó que las sanciones sin precedentes impuestas a Rusia amenazan con diluir el dominio del dólar y generar un sistema monetario internacional más fragmentado.

III

Las dinámicas involucradas a los procesos de la guerra en Ucrania y las sanciones financieras a ella asociadas son un desafío investigativo que suscita reflexiones teóricas y análisis crítico del proceso histórico en curso. Nuestra propuesta inicial es no solamente contribuir para la comprensión del fenómeno en si como también para pensar las posibilidades de cambios futuros.

En referencia a la Lógica de Hegel, Marx hace hincapié en como “simples cambios cuantitativos, al llegar a cierto punto, se resuelven en diferencias cualitativas” (Marx, p. 381). Como destacado anteriormente, los cambios y dinámicas asociados a la coyuntura crítica actual no apuntan para transformaciones o rupturas en el corto plazo, pero han acelerado un proceso de cambio cualitativo, no mecánico y abierto a una configuración de reordenamiento político y económico global. La hegemonía de los EEUU – particularmente en el ámbito financiero – no se va desvanecer pronto como producto de este o aquel movimiento coyuntural, no obstante, la guerra en Ucrania pone de manifiesto que en el mediano o largo plazo cambios moleculares pueden desembocar en transformaciones cualitativas y complejas. En gran medida, muy distintas, o hasta opuestas, a los intentos iniciales de los actores y fuerzas envueltos en tales procesos.

La guerra en Ucrania, sus desarrollos, articulaciones y, particularmente, las sanciones financieras impuestas por los EEUU y el bloque occidental se presentan como un momento único en un contexto de cambio estructural más profundo del orden internacional, con China y Rusia como protagonistas geoeconómicos fundamentales. Para algunos, como Sebastian Mallaby del Council on Foreign Relations, las sanciones actuales serían una nueva y eficaz arma desarrollada por el occidente. Sin embargo, a pesar de los intentos claros de los EEUU y sus aliados de aislar económicamente a Rusia a fin de mantener el orden internacional bajo el liderazgo de los EEUU, las consecuencias de sus acciones pueden llevar a resultados inesperados.

Si, por un lado, no se pueden subestimar las consecuencias de las sanciones occidentales para la economía rusa, por otro lado, es notorio que las sanciones con frecuencia son una espada de dos filos, con efectos destructivos para todos los actores involucrados. Como el destacado analista internacional chino, Laxin Xiang expresó en su entrevista: la UE es y será la más perjudicada por las sanciones.

Acciones que buscan la restauración del orden pueden, mediante cambios y síntesis complejas, presentarse como ‘astucias da la naturaleza’ que hacen que los hombres, aún sin quererlo, obedezcan los imperativos de la historia” (Gramsci, Q1§135; Q15§11). Este análisis de coyuntura pretendió captar aspectos del movimiento de lo concreto en su historicidad. Las medidas adoptadas de restauración del orden global está acelerando procesos de cambios estructurales y civilizatorios: Reuters anunciaba que el Banco Central de Brasil cuadriplicó sus reservas en Yuan el año pasado; Caixin y Nikkei destacan que las siderúrgicas chinas están usando cada vez más el Yuan para comprar mineral de hierro; el FMI y el Financial Times preocupan al establishment anunciando que las sanciones a Rusia pueden corroer al poder hegemónico del dólar; en Alemania, el presidente de la gigante de la industria química BASF cuestiona las sanciones al gas ruso y dice que comprar más caro de los EEUU significa una pérdida de competitividad, colocando centenas de miles de empleos en riesgo, etc. Como expresa Vior (2022), “Delante de nuestros ojos estamos viendo el hundimiento de Europa, la reorientación de  Rusia hacia Eurasia, el autoencerramiento de Estados Unidos en su área de dominio y a China ocupando todos los espacios que sus competidores dejan vacantes”.

En un momento de caos sistémico como el actual las “astucias de la naturaleza” se hacen presentes como contradicciones inherentes a la acción humana. Y la utilidad del concepto gramsciano respecto a relaciones entre estructuras y superestructuras en el devenir de la historia permite comprender las relaciones entre acciones de los actores, las fuerzas sociales y sus resultados concretos. En otras palabras, “cómo un impulso social, tendiente a un fin, realiza su contrario” (Gramsci, Q6§168).

 

Referencias Bibliográficas

Arrighi, Giovanni, Silver, Beverly J., & Ahmad, Iftikhar. (1999). Chaos and governance in the modern world system. Minneapolis: University of Minnesota Press.

Eichengreen, Barry. Exorbitant Privilege: The Rise and Fall of the Dollar and the Future of the International Monetary System. Oxford: Oxford University Press, 2011.

Fink, Larry. (2022). To our shareholders. Black Rock, March 24.

Gramsci, Antonio. Cuadernos de la Cárcel. Tomos 1-6. Puebla: Ediciones Era, 2000.

Marx, Karl. El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte. Santiago: Quimantú, 2008.

Vior, Eduardo. (2022). Cambia, todo cambia. Telam, Marzo 24.

 

* Leonardo Ramos é professor do Departamento de Relações Internacionais da PUC-MG, pesquisador do Instituto Nacional de Ciência e Tecnologia para Estudos sobre os Estados Unidos (INCT-INEU) e secretário-executivo da Associação Brasileira de Relações Internacionais (Abri), no triênio 2021-2023. Contato: lcsramos@pucminas.br.

Javier Vadell é professor adjunto IV da PUC-MG, professor visitante em diferentes programas, entre eles o Doutorado em Relações Internacionais da Universidad Nacional de Rosario (UNR), Argentina, e editor do periódico Estudos Internacionais (PUC-MG). Contato: javier.vadell@pucminas.br.

Caio Gontijo é doutorando em Ciências Sociais na Universidad de Buenos Aires (UBA). Contato: caiovgontijo@gmail.com.

** Publicado originalmente em El País Digital/Argentina, em 2 abr. 2022. Este artigo não reflete, necessariamente, a opinião do OPEU, ou do INCT-INEU.

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